¿Por dónde empezar?
Hoy, todos deberíamos tener una visión amplia de la tecnología, y no delimitarnos a conocer lo ya conocido, sino, ir más allá.
Y podría empezar por el imperativo tecnológico, que se basa en creer en que el desarrolo tecnológico es la mejor forma de progreso y de superación de las miserias. Y ésta actitud es la predominante en nuestra sociedad. A más, crea una visión optimista y con una confianza ilimitada, formada y basada desde que el hombre era el ser supremo de la naturaleza y sobretodo desde la existencia de una diversidad sociotécnica.
Si embargo, cuando hablamos de ver la tecnología en acción o ingenería heterogénea, se nos permite reconocer que la innovación tecnológica no está orientada por un único factor, sino que está caracterizada por su dinánima, su acción, su multidireccionalidad, y, a más, que es un proces cuyos componentes son mucho más que teorías científicas. De manera que, se trata de aquella labor a la que un científico se ve obligado a utilizar si quiere triunfar en su trabajo, es decir, se trata de no separar lo social, lo científico y lo tecnológico.
Volviendo al principio, ésa visión amplia de la tecnología de la que todos hablamos, se caracteriza y se divide en cuatro concepciones, de las que ya hemos hablado en clase, las hemos diferenciado y comentado. Son las artefactuales (ocupan un espacio y tienen una independencia referente a la acción humana, es decir, el ser humano no incide de una manera activa y directa), las organizativas (no se pueden identificar con ningún objecto porque son abstractas), las simbólicas (son representaciones de hechos reales a través de simbolos) y las biotecnológicas (su componente principal y predominante es que incide sobre la vida biológica).
Las tecnologías no sólo se reducen a lo que conocemos, sino que abarcan muchísimos ámbitos, algunos aún, desconocidos o desapercibidos por nosotros.
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